lunes, 31 de octubre de 2011

damn

Cuando menos te esperaba, apareciste. De dónde saliste!? Poco importaba. Nos reímos, quizás nos dimos la mano y hasta algún beso. Era como si lo malo nunca hubiera pasado. Pero yo sospechaba, el ambiente era raro. Y finalmente me quedé con un gusto amargo, cuando de una vez por todas desperté.
La verdad, más allá de esta traición del inconciente, no quiero ni tus besos, ni tu mano, ni tus risas. Pero no voy a ser hipócrita, hay algo que sí me gustaría mucho. Preguntarte cómo estas.

lunes, 5 de septiembre de 2011

hoy

estaba en la sala de prensa de Racing, y cayó un grupo de nenes promedio 8-9 que estaban haciendo una visita al estadio, no entendí bien. la cuestión es que yo estaba sentado, una nena se acerca y me dice "hola!" y me saluda con un beso.

no me avivé de pedirle el celular...

sábado, 3 de septiembre de 2011

Volvió el León Blanco




Y un día, una tarde soleada de Quilmes, se lo vio volver. Con su melena brillosa, sus dientes afilados y con esa franja azul que cruza su pecho, el gran León Blanco volvió.
Volvió y fue contundente, porque supo aguantar las embestidas en contra, supo mantenerse en pie, y no perdonó cuando le dieron la chance.
Hablando de una manera más literal, el Mixtilenio volvió a las canchas. Con Emiliano en el arco; dos regresos en la defensa, Lucas Pando y Gabi; Rodri, Mauro y Pigu en el medio; Lucas Ruybal, el 9 del Mixti, arriba y Fede de único relevo.
El rival: Los Magos, que con ningún truco pudieron vulnerar el arco de Emiliano Mourinho, aunque los primeros minutos eran duros. Pero había una consigna...Confianza. Confianza en el equipo, confianza en los compañeros, confianza en uno mismo. Y el León Blanco empezaba a tener las más claras, aunque sin poder acertar el último paso. Pero en el ida y vuelta, nos encontramos con un córner más; y en el tumulto, el arquero Mago se olvidó el conjuro, y cometió una terrible pifia para que Mauro Cools, con la 5 en su espalda, pusiera el 1 a 0.
Termina el 1er tiempo, el Mixti estaba cansado y se había replegado un poco: pero no había que ceder, había que demostrar que no era casualidad el resultado, y Fede comenzaba el segundo tiempo en el lugar de Rodri para aportar un poco de piernas frescas en el equipo.
Los Magos intentaban sacar un conejo de la galera y avanzaban de cualquier forma, pero toparon siempre con la seguridad de Lucas Pando y Gabi Naone. Destacado este último que, muy atento luego de quitar una pelota, la envió en profundidad para que Pigu controle, habilite a nuestro 9 que, luego de gambetear al arquero, puso el 2 a 0. Grito de gol, calma, y algún pequeño sobresalto ante la arremetida (cada vez mas desesperada) del equipo rival.
Finalmente el pitazó llegó. Se jugó bien, se empezó un torneo ganando y para la semana que viene el rival será Canelones.
El León se quedó con hambre. Se los comerá con salsa?

viernes, 2 de septiembre de 2011

lo que soñé en la siesta (en crudo)

Vendiendo juegos de Xbox en la cancha de Racing. Un tipo se queja de que no le anda uno. Lo revisamos. De pronto, estoy adentro. Yo soy el rojo, mi compañero el azul (o viceversa). Las flechas indican que yo tengo que ir en una dirección, él en otra. Me encuentro con una estructura extraña, pero rearmable, materiales muy finos; estéticamente es espectacular. De pronto viene mi compañero, me interrumpe mientras yo quitaba unas barras de metal para armar una escalera. Me dice que lo acompañe a su sector, que necesitaba ayuda.

De pronto, un jardín de plantas enormes y de todos los colores. Una pileta con las plantas más exóticas y hermosas del mundo, pero mi amigo me advierte que debajo se encuentra un nicho de cadáveres, que es peligroso. Me atrevo a juntar algunas de estas plantas, una música, quizás oriental, acompañaba la secuencia. De pronto, siento un dolor interior. Me convierto en una planta.

Quizás haya alguna laguna en el medio, pero ahora estoy en San Bernardo. Una mujer me explica que la espiritualidad debe estar en equilibrio para poder lograr la plenitud en sitios como el que yo había estado.

Anduve un poco en bicicleta, otro rato fui a la playa.

miércoles, 31 de agosto de 2011

justo ese maullido

Por qué justo esa noche? cuantas veces habré cruzado esa calle sin que nada pase, ¿por qué justo esa vez tuve que escuchar ese maullido? como apuñalado, el quejido de un gato me erizó la piel. Aunque miré nervioso para todos lados, no pude ver al animal. Se me aceleró el corazón, que ya venía acelerado. Y antes de poder ingresar la llave en la cerradura, me desvanecí.

viernes, 15 de julio de 2011

Con la sangre azul

La memoria no es un fichero perfecto. Cada vez que evocamos un recuerdo, no lo guardamos de la misma manera; lo modificamos, aunque sea mínimamente, lo alteramos. Ya no es el mismo recuerdo que era antes. Por eso, no se hasta qué punto es cierto lo que voy a contarles hoy, porque se trata de un recuerdo que evoqué muchas veces, y por lo tanto bastante cambiado debe estar.
Pero en mi corazón es cierto. Es cierto todo eso que me hace sentir. Quizás, más cierto que antes.
Se trata de una mañana como la de hoy. Una mañana gris, húmeda, esas que tal vez es mejor verlas desde la ventana que salir a vivirlas. Pero ese día tocaba vivirla, porque a pesar de lo apagado del día, una llama ardía furiosa: la llama de un equipo, el fuego de compartir la camiseta, de sentir los colores, de entregar cuerpo y alma a ese hermoso ritual que llamamos fútbol.
Era sábado; y en el aire no sólo había neblina, había humo...algún problema con quema de pastos, o algo así; cada vez que pienso en ese día, siento ese olor. El escenario era perfecto para una jornada memorable: nubes, humo, frío y hambre de victoria.
Antes de empezar nos sacamos una foto. Es esa la foto que miro y me llena de orgullo, de pasión, de unas ganas terribles de que sea la hora del próximo torneo y estar de vuelta en la cancha con ustedes, compañeros míos (de equipo y de la vida), para volver a dejar todo.
Recuerdo bien ese día. Es lejano, estamos hablando de unos tres años atrás, pero quiero tenerlo cerca siempre. Teníamos sólo 17 años, y enfrente nuestro eran un mix de gordos altos y petizos musculosos; en la "previa", ese peloteo que hace cada equipo antes del pitazo inicial, la manera de tocar y de pegarle a la redonda del rival...metía un poco de medio.
Pero nuestro mejor arma estuvo mas eficaz que nunca: el sacrificio; el saber que cada gota de sudor derramada no era solamente nuestra, era de todos; el saber que cada pierna trabada contra ese tipo que nos doblaba en peso, que cada barrida hecha tan solo para evitar un lateral, hacía que todo el resto del equipo apretara el puño y se esperanzara. Y así, llegó el último minuto. Con un tiro libre a favor nuestro. Casi se me rompen los dientes; no podía evitar apretarlos tanto cuando nuestro arquero acomodó la pelota. Me paré al lado de él, y aunque no lo sentía, aunque, lamento confesarlo, no le tenía fe, le dije con seguridad al oído: "Lo hacés y lo ganamos". El árbitro dió la orden, y el arquero estrelló la pelota contra la espalda de uno de los de la barrera. Tenía ganas de llorar. Incluso cuando la pelota le volvió a los pies, tenía ganas de llorar. Pero volvió a patear; creo que luego me confesó que sólo quiso sacársela de encima, lo cierto es que la pelota entró por un ángulo al arco contrario y llegó al fondo de la red. Y nos unimos en un grito épico, corriendo a abrazarnos. Detrás, el rival no sé que hacía, pero no creo que su lamento haya sido proporcional a esa desmedida alegría que sentíamos.
Por eso Mixtilenio, hoy vuelvo a mirar esta foto, y cuánto te extraño, cuantas ganas de salir a la cancha una vez más con vos en la piel, queridísima Azul!
No me importa haber alterado mil veces este recuerdo, no me importa si en realidad empatamos, o perdimos, o fui suplente, o me expulsaron, o el rival no se presentó, lo único que me importa es todo lo que me hacés sentir cada vez que el cordón me aprieta el botín al pié y me preparo para defenderte una vez más! Para dejar todo por vos y por mis amigos, esos que también sienten lo mismo que yo, esos que también tienen la sangre azul!
Y si este recuerdo ya está muy cambiado Mixtilenio, no me interesa, porque vamos a tener mil recuerdos más juntos. Volvé pronto, no puedo aguantar mucho más sin vos.


Enlace